LA RAZÓN DE LA EMOCIÓN

Cuando dormir es el último furor del solitario al reposar su suave cabeza sobre almohadas modernas, entregando su bello orgullo a la bendición de los dioses que oponen resistencia a los olvidos de la memoria, cuando ésta se entrega sin demora a los brazos de Morfeo, representando la mejor opera de todos los tiempos, redimir los pecados acumulados en el pasado para evitar la ira y el descontento de aquel que dicta la sentencia a la hora del juicio al que todos estarán sometidos como advertencia de los efectos que pueden generar los actos que nacen del pensamiento. Duerme mente inquieta. Calma tu ansiedad y tu desavenencia. 

¿Quién forja las decisiones inconstantes de los solitarios? El gusto por la honradez alimenta la vitalidad de los amantes de la soledad y del saber, quienes se esconden cada vez que son heridos en la profundidad de sus emociones, cuyas heridas van dejando todo su mundo al revés. 

Y pasarán las horas y olvidarán que en las bibliotecas reposarán las leyes como un acto de debilidad delirante, de quienes tienen el deber de aplicarla, pues su cobardía proviene del terror y del miedo que habita en sus mentes, anulando la honradez que huye sigilosa para evitar la derrota por estupidez. 

La justicia está atada a la cobardía de los hombres cuyo valor les abandonó cuando éstos se arrojaron a los brazos de la comodidad y la avaricia. Y se divierten los que viven y llegan del propio continente, y sin dilación intuyen la naturaleza que domina a cada átomo de consciencia que baila el vals de la desidia y la injusticia como armas de la violencia. 

La nobleza es un fenómeno de belleza que en esta ocasión aparecerá sin tener frías razones, su benevolencia expresa la magnificencia de cálidas representaciones. Un aire de dulce refinamiento hará temblar de emoción a los incrédulos que yacen en los alrededores, y todo tomará un sentido que pocos apostaban por estar inmersos en el horror de la pesadumbre, la negatividad y el mundo de los sinsabores. Y sonriendo permanecerán tenaces los juiciosos, mientras el soberbio comprará por accidente la alegría que por siglos le era atractiva pero escurridiza a sus más viles motivos y razones. 

El ruido que sobreviene a la duda encenderá el delirio del pensamiento y la aparición de la estupidez llenará el castillo de nubes crónicas hasta despertar la tormenta del interior de los duros corazones. Auténtica es la diplomacia de las estatuas que permanecerán inmóviles y en silencio tras el ataque a los museos en las noches de lluvia cuando todos los corazones se entregarán al apasionamiento de Dionisio y sus fulgores. 

Y a lo alto, arriba en el cielo, se verán las gotas padecer aterradas a la ira del trueno al retumbar con frecuencia sobre la calma del espacio, la rabia contenida por la indiferencia de todos aquellos que han olvidado la misión de sus consciencias al tocar las tierras del jardín del edén.

Los sentimientos son los abrigos del alma. Negar su existencia es como apagar la chimenea en pleno invierno e invocar la dureza de la maldad para apaciguar el frio de la soberbia en soledad. 

Y el rayo iluminará las gardenias que rodean el castillo hasta recuperar su brillo natural. El inconsciente como amo de los estilos derramará por cortesía los blancos albores de la visión que volverá a la memoria como relámpagos infalibles las imágenes de que todo mal se disipará. 

Cualquier asunto que nace de una idea representa el aliento dogmático del pensar. Admirada son las mentes que al instante logran emigrar, desde lo abstracto, ideas que rebotan hasta hacerlas realidad. Es una reverencia formidable de la genialidad, recreando sucesos elementales para entender el sentido del vivir en esta dimensión con argumento palpable que llena de mucha convicción a los oyentes rendidos de tanta excitación verbal. 

El error correrá sin objeción dejando atrás las consecuencias de su presencia por los caminos de la expectación y cerrará el anticuado trato de pronunciar frases como - errar es de humano - para justificar la maldad que les pertenece por su condición de contener el pecado original.

La singular ventaja universal es la de meditar bajo la luz de la luna, su imagen representa un culto eficaz al evocar sin duda un paseo cálido y soleado por el mundo celebre de lo abstracto, donde las mentes quedarán encantadas con el efecto de la abstracción. Los muros caerán sin dejar rastro. Las montañas declinarán ante las alas de las almas valientes. Y todos contemplarán los efectos de la fe y conocerán la esperanza en la expresión de niños abandonados pero colmados de consciencia ferviente. 

Y el aroma del pino será la voz de la seda única y verdadera como las hazañas de una mente pura y limpia de complejos e inseguridades, cuando marcha por el camino de la perdición. El mal no le hace nada. El mal no existe para estas almas equilibradas. 

Y ocurrirá la opera de la vida sin condiciones, liviana de temas sin discusión, ausente de tratados intolerables que fungían como pared que cortaban la respiración de toda mente débil. Y crecerán las ausencias y disminuirá la creencia. El sitio de la receptividad de los estímulos externos preceden a la aparición de las llaves del entendimiento, que exclamará el significado completo del idioma de la razón que ha resistido a todos los momentos en que fue exhibido sin autorización por aquellos que a modo de escape divagaban por el pasillo embrujado de la emoción. 

La palabra es el marco de expresión que opaca con vueltas lo que no tiene explicación y actúa como consejero de una situación al sugerir el retiro imperativo de la lógica cuando quien manda es la emoción. Y corren los insultos que apenan al alma al ver lo duro que es lamentar los efectos del karma. Hay sentencias por las cuales el hombre no podrá oponerse ni apelar ante autoridades superiores, deberá aceptarlas y en silencio vivirlas en total redención. 

Todos saben lo que esperan, nada retorna por sorpresa, el trato de la vida es noble, pues todos saben que aquel que cometió errores debe responder por todo aquello bueno o malo que derivó de sus acciones. Y no son misteriosas las consecuencias por existir en esta forma de vida. Todo está conectado con algo firme y fuerte, irrompible e inquebrantable que mantiene a todos como un uno y por ende es responsable de las acciones y pensamientos que dan matiz de existencia en este plano físico de los sentipensantes. 

No vivamos en engaño. La intención aunque no sea conocida en este plano, no puede ocultarse en el campo abstracto y aunque se intente engañar a quienes están alrededor, existe ese algo que medirá las consecuencias de la verdadera intención. Y los matices no serán grises. O son negros o son blancos. Así lo ha sido desde que nos crearon con motivo y razón en este plano por donde caminan las emociones sin ningún medio, remedio ni bastón. 

Y las taras aparecerán como manchas del alma de los ancestros que no tuvieron la clara visión de quienes tienen la misma misión de dar a conocer las normas para crecer en esta dimensión. Y existen cartas que muchos no se atreven a leer por miedo a padecer de una terrible consciencia que los aleje de aquellos, que a su modo de ver, necesitan de su indudable presencia. 

Algunos tienden a darse por enterados de las leyes universales como si alegar el desconocimiento de la norma los librarán del veredicto ya sentenciado, olvidando que todos están conectados y que todo el conocimiento es transmitido por medio del mundo abstracto, y todo ocurre en un concepto que desconocemos, por dicha causa la mayoría trata de llamar a toda esa situación sentido común y acercarse de esta manera a lo que no tiene otra definición, y es que sin definiciones y conceptos no podemos transmitir nuestras ideas, nuestros sentimientos, alejándonos de vivir con regocijo y agradecidos por las bondades del firmamento. 

Sin embargo, esta referencia conceptual se quedará corta para tratar de explicar algo tan simple como lo es la intuición que no es más que otra cosa que la razón de la emoción. Y con esa simplicidad se evocará el retorno de la sana espiritualidad para continuar por los hermosos laberintos que hay que transitar. 

Y seguirán las estrellas expuestas en el firmamento velando un gran sueño. Cuidando los pasos de una civilización que ha perdido el consuelo pero que está despertando la intuición que los retornará al principio de los tiempos, cuando el cosmos estaba más cerca de las consciencias astrales que habitaban los campos de una tierra joven y llena de curiosidades. El reconocimiento por el otro dará la iniciación a una nueva evolución.